Siempre he creído que una obra de arte es más que un objeto decorativo: es un espejo en el que cada espectador puede reconocerse.
Mi pintura abstracta no busca representar la realidad tal cual es, sino evocar emociones y abrir espacios de conciencia. Cada lienzo es una invitación a detenerse, sentir y descubrir algo nuevo dentro de uno mismo.
Porque el arte, al fin y al cabo, es un puente entre lo que llevamos dentro y lo que compartimos con los demás.

